Desde que en 2011 se privatizara de forma premeditada y con alevosía el servicio de deportes de la UAM comenzaron los problemas para los trabajadores con despidos, una importante bajada salarial y un incremento de la precariedad laboral, lo que llevó a sus empleados a una dura lucha para reivindicar sus derechos que continúa a día de hoy.
Tras la salida de la empresa Egyssa de la gestión del servicio y la llegada de emteSPORT la situación de explotación e inseguridad se ha agravado enormemente para los trabajadores de este servicio. Como ellos mismos afirmaban en una entrevista anterior concedida a este diario: "ya la anterior empresa, que entró cuando se privatizó el servicio, bajó un 30% el sueldo. Y luego esta segunda empresa ha dado tres vueltas de tuerca más a lo que estaba haciendo la primera. Las condiciones han ido modificándose cada año: han endurecido las condiciones del contrato, hacen que trabajes por horas y cada vez cobramos menos, el plus de productividad llega al cuádruple del salario base…"
Hasta la llegada del comité de empresa a los monitores se les despedía en vacaciones y luego se les volvía a contratar, actualmente no se les pagan las horas extra y los salarios son de una precariedad absoluta, una jornada completa de lunes a viernes se paga a aproximadamente 750 euros al mes. "Tuvimos que pedir que nos prorratearan las pagas extra para poder sobrevivir cuando entre los seis jefes cobran lo mismo que todos los monitores de actividades" denuncia Juan, trabajador de este servicio y una de las caras más visibles del conflicto.
El proceder de emteSPORT se caracteriza por un furibundo antisindicalismo. Por ejemplo, intentando boicotear la formación del comité de empresa -motivo que le valió a la empresa la apertura de un expediente sancionador- y posteriormente tratando de configurar un comité afín conformado por jefes y gente allegada que obtuvo un rotundo fracaso en las elecciones sindicales.
Cuando los trabajadores, hartos de negociaciones infructuosas, han decidido pasar a las acciones de protesta esta firma ha respondido con un variado arsenal de medidas de coacción. El pasado 15 de diciembre de 2016 se celebró una jornada de huelga en el servicio que la empresa contestó con una asfixiante persecución y acoso desde el momento en que se dio a conocer que se realizaría dicha huelga.
"A mí me metieron en el despacho con la abogada de la empresa, la dueña y la gerente del servicio en la UAM ridiculizándome, diciéndome que tuviese cuidado, que fuese inteligente y me conformase con el sueldo que tenía" relata Juan y añade: "En una reunión nos dijeron que la huelga había sido una tontería, que la habíamos cagado y que ahora teníamos que resarcirles con un cambio de actitud por nuestras acciones".
A sabiendas de la situación laboral que se está dando en el servicio de deportes de la UAM, un centenar de estudiantes en solidaridad con los trabajadores y trabajadoras se movilizaron el pasado 2 de marzo a las instalaciones deportivas con el fin de promover entre los usuarios un paro solidario con los trabajadores, interrumpiendo el servicio de deportes y mostrando que estos no estaban solos.
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A raíz de aquello, el viernes 17 de marzo media hora antes de finalizar la jornada laboral, aparecieron los jefes y metieron en un despacho a Juan y otra trabajadora para entregarles una carta de despido alegando falta de respeto y colaboración en las protestas estudiantiles. "Es mentira, no nos han despedido por eso, lo que están llevando a cabo es una persecución sindical porque hemos sido dos de las personas más activas. " dice Juan.
Existe un motivo adicional relacionado con las labores que desempeñaban que explicarían lo selectivo de los despidos. Tratándose de la socorrista y el recepcionista de la piscina (que cuenta con el mayor número de usuarios), su función resulta imprescindible para mantener el edificio operativo que tendría que cerrar obligatoriamente por ley en caso de huelga.
El intento de mantener el servicio en funcionamiento en caso de que se efectuase un paro se evidencia en la rapidez de la empresa a la hora de contratar dos nuevos empleados en las mismas condiciones de precariedad y ajenos al conflicto. "Nos despidieron un viernes antes del puente y el martes ya habían contratado a dos personas nuevas" denuncia Juan, que nos cuenta como a diez días de tener que pagar el alquiler de su piso se encontró repentinamente sin trabajo y con 20 euros en la cuenta bancaria.
A estos despidos ejemplarizantes se ha sumado una nueva campaña de amenazas y acoso a los trabajadores en el caso de que decidan emprender alguna clase de respuesta. Varios de ellos se han visto obligados a solicitar la baja por ansiedad ante la situación a la que se les está sometiendo por parte de la compañía.
El rectorado de la universidad permanece en silencio ante las circunstancias salvo a la hora de impedir el ejercicio de la información increpando bruscamente a una reportera de este diario y el derecho a la protesta de los trabajadores y los estudiantes.
La lucha de estos trabajadores, sin embargo, no arrecia y están dispuestos a seguir peleando por unas condiciones laborales dignas y el fin de la privatización del servicio. Han convocado concentraciones en rectorado todos los miércoles a las 11 de la mañana. "En este combate no están solos. Los estudiantes tenemos que volcar todo nuestro apoyo en la lucha contra estas empresas, que parasitan servicios antes públicos obteniendo ganancias a costa de los trabajadores y la calidad ofrecida a los usuarios, en el camino a la conquista de una universidad verdaderamente pública, gratuita y universal" ha declarado Lucía, militante de Armas de la Crítica y de la agrupación de mujeres Pan y Rosas.