Brasil: terremoto político en tiempos de crisis

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Fernando Rosso

@RossoFer

Lunes 8 de octubre de 2018 | 07:34

Las consecuencias del terremoto político que está aconteciendo en Brasil se conocerán con el pasar de los días, las semanas o en los próximos meses.

Entre tantos análisis de las trascendentales elecciones que acaban de culminar – y que hoy vamos a abordar desde distintos ángulos- leí un interesante artículo, escrito antes de la elección por el profesor de la Universidad Federal de San Pablo, Fabio Luis Barbosa dos Santos, autor de un libro que se titula “Más allá del PT. La crisis de la izquierda brasilera en perspectiva latinoamericana” y que plantea algunas cosas interesantes sobre lo que está en juego en estos comicios.

“Para la burguesía brasileña –dice Barbosa dos Santos-, la economía no está en juego en las elecciones: quien gane enfrentará los problemas del neoliberalismo con más neoliberalismo. Ya sea por la vía utópica de un ‘neoliberalismo inclusivo’, pregonado por el actual PT, o por el ultraneoliberalismo de los tucanos (PSDB, un partido que se hundió en estas elecciones) y del mismo Bolsonaro.”

“Lo que está en juego es la forma política de gestión de la crisis brasileña ¿Cuál será la cara del arreglo institucional, jurídico y cultural que sustituirá a la ‘Nueva República’ que está definitivamente condenada?”. La llamada “Nueva República” es que surgió de la reforma constitucional de 1988.

“Según sus propias palabras –continua este doctor en Historia Económica-, Lula ofrece credibilidad y estabilidad. La credibilidad de la que habla no es con los de arriba –duramente afectada–, sino con los de abajo: lo que Lula diga, la sociedad aceptará. En otras palabras, el lulismo ofrece su capacidad de convencimiento y neutralización popular como vía para alcanzar el orden. Si Dilma fue la sombra de Lula, Haddad se proyecta como el avatar de esta política.”

“En el polo opuesto, complementario, se encuentra Bolsonaro. ¿Cómo se tiene que entender su presencia? Bolsonaro es la respuesta más aterradora de una sociedad aterrada. Quien está sin trabajo tiene miedo del hambre, y quien trabaja tiene miedo del desempleo. Todos tienen miedo de la violencia y también tienen miedo de la policía.”

“En un contexto de desprestigio de las formas colectivas de lucha –continua Barbosa Dos Santos-, Bolsonaro promete el orden mediante la crueldad. Como Trump en Estados Unidos, Erdogan en Turquía, Modi en India, el uribismo en Colombia o la ultraderecha en Italia, todos actualmente en el poder. Por lo tanto, Bolsonaro no está sólo: representa una tendencia, no una aberración.”

“En síntesis, se trata de vías distintas para manejar la colosal crisis brasileña: el PT ofrece el orden a través del diálogo, mientras que Bolsonaro propone el orden a palos.”

“Dada la imposibilidad de que ganen los candidatos Alckmin, Meirelles o Amoedo, una cosa que ya es un hecho ¿cuál de estas dos alternativas es preferible para el capital? Si gana Haddad, gobernar será un problema. El problema del poder será cómo apaciguar la serpiente del antipetismo”. Agrego yo y de los factores de poder: el Poder Judicial, el “mercado”, el mismo Ejército o los militares. Todos jugaron un rol clave en esta elección, incluso se puede decir que un rol decisivo, con una democracia tutelada, elecciones intervenidas, golpe institucional y el principal candidato proscripto y hasta con la imposibilidad de votar.

“¿Cómo convencer a aquellos que se embarcaron en la maniobra del impeachment y de la prisión de Lula a aceptar que todo eso desemboque en Haddad?”, reflexionaba antes de la elección, Barbosa dos Santos.

“Si gana Bolsonaro –aseguraba el profesor- serán los gobernados los que tendrán un problema. Su base entre los poderosos es frágil, su rechazo popular es alto y su naturaleza, imprevisible. La pregunta es ¿quién disciplinará al disciplinador?”

“Tanto Haddad como Bolsonaro representan respuestas provisorias, y necesariamente inestables.”

Esto de inestable podría ponerse en duda por la montaña de votos que obtuvo el militar retirado, pero también se sabe que muchos votos no necesariamente implican estabilidad política.

La elección mostró -ante todo- una crisis, que podría calificarse con todas las letras como una crisis orgánica.

En sus “Observaciones sobre algunos aspectos de la estructura de los partidos políticos en los períodos de crisis orgánica”, el teórico marxista italiano Antonio Gramsci sentenció que: “En cierto momento de su vida histórica, los grupos sociales se separan de sus partidos tradicionales. Esto significa que los partidos tradicionales (…); ya no son reconocidos como expresión propia de su clase o de una fracción de ella. Cuando estas crisis se manifiestan, la situación inmediata se torna delicada y peligrosa, porque el terreno es propicio para soluciones de fuerza, para la actividad de potencias oscuras, representadas por hombres providenciales o carismáticos.”

La naturaleza y la magnitud de esas crisis, si la apuesta bolsonarista es una salida (y en todo caso se abre el debate de cómo detenerla) o simplemente un episodio más, es lo que vamos analizar hoy en El Círculo Rojo, con una primera mirada sobre el dramático presente que vive el estratégico país continente.

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