Los activistas de la Invisible en Málaga ganan una importante batalla tras la decisión de una jueza de denegar por segunda vez al Ayuntamiento de Málaga la autorización para desalojar la Casa Invisible. Una victoria parcial tras meses de incertidumbre, ya que desde el otoño pasado la amenaza del desalojo puso en alerta a la Invisible y a los movimientos sociales malagueños. Aunque la decisión del Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº4 no supone una victoria definitiva, aún queda por resolver un procedimiento judicial principal abierto desde 2018 que podría sentenciar un desalojo en el futuro.
Los motivos de la resolución judicial han sido claros, permitir un desalojo cuando el procedimiento principal abierto en 2018 en el que la Invisible recurrió la denegación de la cesión del espacio y el desalojo, supondría vulnerar el derecho a la tutela judicial efectiva. Es decir, el Ayuntamiento de Málaga buscaba vulnerar los derechos fundamentales y las garantías judiciales que podían tener los activistas de la Invisible desalojándolos antes de que se dictase sentencia. De esta forma, ganase o perdiese por lo judicial, el Ayuntamiento de Málaga ya habría ganado de facto al haber desalojado el inmueble.
Una victoria que se produce tras meses en los que se han desplegado distintas manifestaciones y acciones de protesta promovidas desde el propio espacio de la Invisible. Desde escraches a Francisco de la Torre, alcalde de Málaga por el PP, a movilizaciones por las calles, ha habido iniciativas para defender el espacio de la Invisible desde las calles.
Tras la decisión de la jueza, la Casa Invisible ha publicado una nota de prensa en la que se insta al Ayuntamiento de Málaga a negociar una solución, en concreto la cesión definitiva del inmueble municipal, que se encuentra en pleno centro de la ciudad. Desde la Invisible consideran que los motivos que impulsan los intentos de desalojo no responden a criterios técnicos, una argumentación que ya ha sido desmentida anteriormente, sino a razones ideológicas. La Invisible supondría un símbolo de resistencia frente al proceso de gerintrificació y turistificación del centro de Málaga.
Cabe recordar que en el distrito centro de Málaga el número de habitantes es menor al de pisos turísticos y alguno de sus barrios presentan la mayor disparidad entre nivel de renta y precios de vivienda debido a la presión de los pisos turísticos. Un proceso económico que expulsa a sus habitantes progresivamente hacia la periferia y que ha provocado que ya sea una de las provincias más cara donde vivir en todo el Estado.