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Gastos hormiga, fantasma y vampiro; o como intentar responsabilizar de la crisis a los trabajadores

En toda crisis del sistema capitalista, la clase dominante realiza una ofensiva que responsabiliza de la situación de precariedad de las y los trabajadores a éstos mismos. En este caso, en un panorama de inflación, guerra, crisis de recursos primarios y energéticos, crisis en los propios regímenes políticos a nivel internacional y, en el caso de España, un momento pre-electoral, la burguesía crea nuevos conceptos para responsabilizar a la clase trabajadora de su pérdida de valor adquisitivo conjurando fantasmas, vampiros y ¿hormigas?

Jase Tristán

Viernes 27 de enero
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Hace unos días el BBVA ha creado junto con otro conjunto de empresas el concepto de gastos hormiga, gastos fantasma y gastos vampiro como una forma de intentar ocultar, con poco éxito, el fracaso que ha supuesto desde hace décadas el modelo neoliberal, haciendo a su vez una promoción de estos conceptos en las televisiones públicas y prensa generalista. Quedaría explicar qué son exactamente estos “gastos innecesarios” que tienen los hogares y si es que se tratan de algo innecesario realmente o una excusa para cargar al individuo con el fracaso del sistema.

En el caso de los gastos “hormiga” el BBVA los describe como “esas compras del día a día de productos que no están planificados y no parecen ser importantes”. Pone de ejemplos el café de por las mañanas, los cigarrillos, los chicles… básicamente elementos de la vida cotidiana de la clase trabajadora que hacen que puedan aguantar horas de trabajo continuo o aliviar el estrés. Contando que aún eliminando esa taza de café al día solo ahorraríamos 438€ al año aproximadamente, ¿cómo va a pagar, por ejemplo, la subida media de las hipotecas variables que se sitúa en el 4%? ¿cómo aguantarán los trabajadores horas interminables de trabajo y estrés sin poder tomar una mísera taza de café?

Por otra parte, los gastos “fantasma” se definen como los gastos “en los que incurrimos sin darnos cuenta y terminan afectando el presupuesto”. Se refieren básicamente a los gastos en entretenimiento como Netflix, HBO, y otras cadenas de entretenimiento de pago. Lo que nos quiere decir BBVA es que la clase trabajadora no debe tener derecho al entretenimiento para poder sobrevivir. Cuando los teatros, cines, museos etc. Están cada vez más caros y tienen cada vez menos calidad en su entretenimiento y las televisiones dedican cada vez más horas a programas enfocados a la publicidad de empresas así como a la promoción de la ideología reaccionaria burguesa es imposible que la clase trabajadora tenga acceso a un entretenimiento de calidad y, no solo eso, también tiene menos tiempo para descansar y las empresas quieren hacer creer que el entretenimiento es un “privilegio” del que la clase trabajadora debe prescindir para poder comer.

Por último, encontramos los gastos “vampiro” entendidos como “gastos que, a pesar de ser fijos, no se pueden detectar fácilmente porque no están considerados en el presupuesto”, refiriéndose a los gastos imprevistos que tengan las familias con el agua, el gas, la luz, el coche, etc. Es decir, que las familias ya no deben tener derecho a que las malas condiciones de producción de vivienda, automovilística, etc. Sean solucionadas y deben ser previstas con un “ajuste general del presupuesto” en los hogares.

Uno de los bancos más importantes, las televisiones que colaboran con el y otras empresas pretender responsabilizar a la clase trabajadora por tener accidentes imprevisibles y no tener dinero para solucionarlos, por tener que gastarse dinero para aguantar el estrés de las jornadas de trabajo y por querer tener acceso a entretenimiento de una mínima calidad después de esas jornadas de trabajo. Lo que quiere decir el corralillo de los capitalistas es que cuando el poder adquisitivo de la clase trabajadora cae un 17% debido a la inflación mientras que la “economía española”, es decir, los beneficios empresariales crecen un 5’5%, lo que deben hacer los trabajadores es aprender a mejorar sus habilidades para manejar la economía doméstica y “apretarse el cinturón”.

La recuperación económica del PIB español, el aumento de los beneficios de las grandes empresas que crece siete veces más que los salarios, la aceleración de la carrera armamentística, la precariedad que despega junto a la inflación,… son signos del funcionamiento correcto del capitalismo para los empresarios “a pesar” de la clase trabajadora. Este sistema funciona, como lo lleva haciendo los últimos siglos, para la burguesía que ahora realiza una ofensiva ideológica para hacer pensar a las clases populares cada vez más empobrecidas que “todo va bien” cuando se nos hace cada día más evidente que no es así.

En otros países ya se nota este cambio de paradigma del “todo va bien” a un “vamos a hacer que vaya bien”, desde Francia y la huelga general del 19 de enero contra el aumento de la edad de jubilación que se está volviendo a ver en las huelgas del sector petrolero, los puertos y sector energético este 26 de enero está viviendo grandes movilizaciones de la clase trabajadora y sectores populares para enfrentar la crisis y los ataques a los salarios y pensiones que llegan por la vía de la inflación.

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Mientras tanto en el Estado español las grandes empresas están viendo como intentar paralizar el descontento general de la situación de los trabajadores a través de la “responsabilidad” individual, pero vemos al mismo tiempo luchas en sectores como las trabajadoras de Inditex que están en combate ya no solo contra la empresa sino también con las direcciones de CCOO y UGT que pretendía realizar un acuerdo lamentable que mantuviera por el suelo sus salarios, también las sanitarias de todo el estado, en especial en Madrid preparando una gran movilización el 12 de febrero contra la administración de Ayuso, aunque también en Barcelona coordinándose con la lucha de docentes los días 25 y 26 de enero. Es decir, que la estrategia de gobiernos y empresarios para mantener su relato es cada día más endeble incluso con un supuesto “gobierno progresista”.

Las y los trabajadores no podemos seguir aceptando que los capitalistas intenten hacernos creer que tenemos una responsabilidad real sobre nuestra situación cuando hay un evidente colapso de la economía todo alimentado por el trasfondo bélico producto de las estrategias guerreristas de las potencias imperialistas a la vez que hay, como en toda crisis, un récord de beneficios de las grandes empresas. Si tenemos una responsabilidad es la de responder de manera conjunta y coordinada contra los intereses de la clase burguesa como ya se está haciendo en otros países.


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Jase Tristán

Madrid

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